jueves, 30 de octubre de 2008

Deseos atrasados

A pesar de la vida que llevamos, a veces acertada pasa nosotros mismos, encontramos momentos de reflexión en los que, en un instante, puedes recordar deseos que dejaste atrasados en un cajón del pasado. La soledad elegida es como un mal vicio. Uno se acostumbra a lo que acostumbra al cuerpo… Y a la mente. Y en ese trayecto, puede olvidar las cosas que un día también fueron importantes y de las cuales se alejó.
Siento que es momento de ponerse manos a la obra, ayudar a acercarse a las cosas que un día deseábamos. Rescatar aquello que un día pensamos que no era posible.
Hace poco he despertado de mi amnesia sobre algo muy concreto que había permanecido oculto en lo más profundo de mi alma. Pero habiéndolo vislumbrado conscientemente, quiero seguirlo, y poner en movimiento mis acciones. De ello dependía mi felicidad en el pasado y hoy me gustaría poder reencontrarme con mi recóndito anhelo.
Que importa equivocarse? Si no hacemos nada, nada perdemos, pero tampoco obtenemos nada. Creo que es preciso hacer locuras, bien entendidas. Si deseas conseguir algo, ve a por ello, ahora eso sí, con todas las consecuencias… Si las cosas no terminan como quisieras, acéptalas como un mensaje indicativo que te invita a tomar otro camino.

Tenemos miedo a sufrir, a que nos hieran, tal vez a ser nosotros mismos, pero si no libramos nuestras batallas con el ego, no seremos libres ni encontraremos aquello que tanto añoramos.

Soy uno más que quiere romper ese fino hilo y a la vez difícil de quebrantar que separa los deseos de la falta de confianza.

Atrevámonos a arriesgar. Si lo deseas, dile a esa persona que te gusta, que cada vez que la ves necesitas compartir tu tiempo con ella. Si lo deseas, abraza a tus padres y diles que les quieres, Si está en tu lista de cosas pendientes, permítete ese capricho del que no pensabas que eras digno. Vive. Vive como nunca has vivido porque la vida merece la pena ser vivida con entusiasmo, y porque nos lo merecemos... O no?


lunes, 20 de octubre de 2008

Todo tiene su momento.

A veces en la vida hay que saber esperar, confiar sin impacientarse. A veces las cosas no salen como nos gustaría que salieran y muchas veces no logramos entender que necesitamos pasar una u otra experiencia para poder aprender de ello, poder experimentar. Una crisis (no la económica que esta de “moda”, sino personal) nos puede provocar una catarsis, una alquimia que nos facilite una nueva y mejor percepción de las cosas.

Aunque nos cueste aceptarlo, yo he asumido con el tiempo, que todo sucede para nuestro bien, para nuestro propio beneficio. Reflexiono pensando que sería de mí si hubiera llevado una vida cómoda, una vida fácil, y si hubiera cumplido a día de hoy mis deseos o expectativas. Que quedaría por descubrir y experimentar en la vida?

Cada experiencia “difícil” merece una introspección. Es tras el paso de los años cuando, si queremos podemos darnos cuenta de ello.

Estoy convencido de que en la vida todo llega, no cuando queremos, sino cuando es el momento óptimo para que nuestros deseos, si están acordes con lo que necesitamos, se materialicen. Al igual que un fruto esta maduro para caer del árbol y poder servir de alimento porque llegó el momento.

Pienso realmente que debemos prepararnos para estar a la altura de nuestros sueños cuando dejen de serlo para convertirse en una realidad. Con esa confianza y estando tranquilos podemos, desde los mejores sentimientos hacia uno mismo, confiar en que la vida nos ofrecerá su mejor sonrisa cuando estemos preparados para aceptarla.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Te llevas bien con tu mejor amigo?

Todos tenemos o hemos tenido un “mejor amigo”. Pero no me refiero a esa persona especial con quien compartías pupitre, es confidente de los mejores momentos de tu vida y llena nuestras expectativas del mejor compañerismo.

Me refiero al que permanece contigo toda la vida, dicho textualmente, compartió contigo el pecho materno y aunque no fueras consciente de su presencia, estaba ahí acurrucadito. En la pubertad aun éramos extraños y ya pasada la adolescencia puede que tratase de intimar más con él.
Le tienes justo ahí, ahí mismo. Mmmh… Si miras dentro del espejo, lo encontrarás ahí, enfrente de ti. A veces discuto con él, otras le abrazo pero trato de no lastimarle pues me siento mal por ello…
Hay quien induce a sus mejores amigos a fumar alimentando sus pulmones, a beber cebando su hígado; Si eso es tratar bien a un amigo...

Compartes con el la cama, incluso cuando estás con tu pareja, o tu amante, pero no puedes estar celoso, pues en tales momentos permanece callado y quieto. Ese no es momento para compartir con él.
Hoy más que nunca quiero hacerle aún más partícipe de mi vida. Ya no recuerlo otros tiempos, cuando sustituía su amistad por las viejas depresiones de adolescencia que entonces eran la única compañía. En el pasado empecé a abrazarlo cuando Doña Soledad, con la que entonces no nos llevávamos bien, apareció de incógnito en casa. Hoy Doña soledad no aparece si no la reclamo, y no nos desagrada su compañía cuando es necesaria.
Me hace preguntas que yo trato de responder aun sin tener la respuesta precisa…
Trato de cuidarle, aunque a veces nos distanciamos. Pero sé que puedo contar con él en momentos más reflexivos de nuestra vida, y juntos podremos ser capaces de resolver los avatares que nos prepare el destino.

sábado, 4 de octubre de 2008

Los sapos hembra.

Se ha hablado en ocasiones de los príncipes que al ser besados se tornan en sapos, como dicta la tradición, pero existe una especie de género femenino, tal vez igual de extendida.

Puedes encontrarte con un sapito hembra en tu vida, pero no quieras involucrarte demasiado, pues seguramente se saldrá de tus cánones establecidos.
Los sapos hembra necesitan un tanto de adulación y atención. Puedes jugar, no es malo, pero no quieras vislumbrar a esa princesa que imaginaste, eso pertenece a otro cuento.
Simplemente son así. Tal vez una especie que precise de un estudio en profundidad.

Estos batracios de aspecto bello, pueden parecer princesitas, a veces tiernas, otras aparentemente encantadoras (tal vez de serpientes). Pero si realmente pertenece a la especie de sapo hembra, descuida, que pronto asomará la patita. Es sencillo. Basta con esperar.
No te dejes engañar por su apariencia externa, que puede representar una imagen de sangre real. Ch ch ch… No. Tal vez te hayas encontrado con alguno de estos anfibios encantadores y compartas una velada entretenida. Y un buen día, comiences a mirar a la izquierda, a la derecha, y pienses: -“No puede ser, ¿Dónde se fue? - Y encuentres un sapito hembra a unos pocos metros de ti.

Es ella. No te preocupes amigo. Necesita saltar de vez en cuando a su charca, su verdadera naturaleza para realizar su más profunda aspiración: Encontrar otro “príncipe” que la confunda con una princesita.

Ellas son así. Son encantadoras… Pero de lejos.


Firmado: El “príncipe” AZUL.