lunes, 1 de septiembre de 2008

El amor. Ese gran desconocido.

Veo a menudo por ahí parejas que están por estar, relaciones en las que discuten “alegremente” a diario, cosa que, por increíble que parezca, los mantiene unidos.
Veo dos tortolitos dándose la “paliza”, donde es evidente que el sexo mantiene su unión de una forma “ardiente”. Dependencia, posesión, celos, discusiones… cosas que hacen que cada reconciliación fomente una escena de pasión desorbitada.

Pero el amor (como yo lo entiendo) brilla por su ausencia. La sociedad nos “enseña” de manera subliminal, que hay que tener pareja, hijos y casarse… A toda costa.
Una relación de pareja puede llegar… y llega a tu vida, más tarde o temprano. Lo malo es obsesionarse por encontrarla… Tranqui tronco!...
Dos casos reales:
- Juan (nombre hipotético) hace años estaba desesperado y preocupado porque no “encontraba” pareja… al final, cardiaco él, puso un anuncio y eligió una candidata. Yo no le veía muy convencío, pero ahí siguen, intentándolo, a pesar de que veo que no hay química entre ellos.

- Otro amigo, Jorge (no es su nombre) con mi misma edad se pasaba el tiempo de flor en flor, terminaba una pareja que fracasaba y se iba a por otra… Pero alma de cántaro, date un tiempo para estar contigo, conocerte… Respirar tal vez! Dos casos típicos de dependencia.

No puedes obligarte a tener pareja a cualquier precio. Es un atentado, pienso. Lo ideal para mí, es vivir la vida con tranquilidad y empezar a mover tus cartas si aparece en tu vida alguien que te hechiza, te encanta por sus gestos, la manera de andar, que se yo…. Pero ya lo conoces, existe y está ahí: Es ese el momento de planteárselo… No buscando a alguien “desconocido” a diestro y siniestro (Qué sinvivir!)
Creo sinceramente, que si el amor se fomenta de manera natural, sin prisa y con la mejor de las intenciones, puede augurar una bonita relación. Cómo no, tal vez no vaya como esperemos, pero intentándolo de esta manera los resultados serían mucho mejores.
En los tiempos que corren, amar desinteresadamente, muchos no creo que amen… Las mamás lo hacen de manera natural (y tienen ganado el cielo a pulso)

Cuentito de Bucay algo apropiado:
“El país de las cucharas largas estaba dividido en dos zonas: la habitación negra y la blanca. Visité por primera vez, la habitación negra. Encontré una Mesa rodeada de los más jugosos manjares. Todos los allí presentes, tenían una cuchara largísima pegada literalmente a su mano. Pero todos estaban enclenques y delgados, pues ninguno alcanzaba a llevar la cuchara a su boca por la longitud del cubierto. El sufrimiento y la agonía eran terribles.
Después Visité la habitación blanca. En su interior había una mesa semejante con iguales manjares y, de la misma forma, una cuchara larguísima adherida a cada mano. En esta ocasión no presentaban delgadez alguna. Los habitantes estaban sanos, rollizos, sonrientes, felices… … pues cada uno, daba de comer a los otros.
(Que potito, snif!)

Si en cualquier tipo de relación, cada uno se preocupara de satisfacer al otro al 100% habría más paraíso que obstáculos. Creo que no digo nada nuevo, aunque me gustaría que invitara a tu reflexión… Sí, tú que me estás leyendo en este momento, no mires p´a otro lado… Que seguro que no amas suficientemente suficiente.
Con cariño:

Amante en prácticas.

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